En la
práctica, las bases económicas de este nuevo proyecto parten de la recuperación
de los recursos naturales, la nacionalización, y la atención especial que pone
el programa del MAS en la pequeña producción, los microempresarios, los
artesanos, las comunidades, los campesinos. La base material del evismo es la
priorización de la pequeña producción, individual, familiar, comunitaria. Es la
pequeña producción la que se ha rebelado durante este tiempo: los
cooperativistas, los cocaleros, los microempresarios, las fejuves. Es claro que
el MAS expresa esta rebelión pero de un modo inclusivo, incorporando la gran
producción extranjera, tratando de dialogar con el mundo globalizado, pero
girando todo en torno a un núcleo indígena en términos políticos y a la pequeña
producción familiar y comunal en términos económicos. El evismo es también la
visibilización de más de un modo de producción y de múltiples modernidades: esa
es una de sus virtudes. Esto implica que tenga también como característica
importante una multitemporalidad. Por eso puede entusiasmar a las clases medias
urbanas, cosa que le fue negada al indianismo de Felipe Quispe, por ejemplo.
Hemos dicho
que el MAS representa el despertar de los sujetos subalternos hacia un nuevo
nacionalismo revolucionario, pero eso no quiere decir que el movimiento de Evo Morales
pretenda resucitar la vieja ideología del nacionalismo revolucionario. El
evismo transita más bien la ver tiente de lo nacional popular, cuyo filo es
todavía más revolucionario, y cuyas raíces en Bolivia pueden rastrearse en el
despertar de las masas promovido por Belzu en el siglo XIX, incorporando
fácilmente otras experiencias emancipatorias como el zapatismo –“mandaré
obedeciendo”, prometió Evo en su discurso de asunción– o las luchas de líderes
influidos por las ideas marxistas como el Che Guevara o Marcelo Quiroga Santa
Cruz.
Evo también
dialoga con la antigua izquierda en la dimensión nacional-popular. Se hace cargo
de los múltiples marxismos que todavía existen en el espacio político nacional,
pero los subordina completamente al proyecto indianista.
El
componente antiimperialista del discurso de Evo Morales y del MAS deviene de la
praxis de la resistencia que tuvieron los sindicatos cocaleros desde fines de
la década del ochenta y durante la década del noventa. El Chapare fue el
epicentro de una gran lucha en torno al cultivo de la coca. Eso potenció un
discurso radicalmente antiimperialista, pues los distintos gobiernos
neoliberales actuaban contra los cocaleros presionados –y apoyados
militarmente– por EE.UU.
Fonte: LINERA, Álvaro García. El evismo: lo nacional-popular en
acción. http://www.cialc.unam.mx/pdf/El%20evismo%20Garcia%20Linera.pdf
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